No es necesario que te esfuerces en buscar ser visto/a por aquellos que
miran hacia su pasado, hacia si mismos o hacia sus expectativas.
No es
necesario que te empeñes en querer ser amado/a por aquellos que viven en
la demanda, en la queja o en el narcisismo.
Mantén tu dignidad: Llenate
con tu presencia, disfrútala, y desde ahí, atraerás a quien quiera
compartir el tesoro de su propia presencia contigo.
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