Para no sentirte con mala conciencia y evitar la culpa, te conviertes en
 lo que los demás esperan de ti: olvidándote que está en ti la libertad 
interior de elegir como percibirte. 
Para no sentirte con mala conciencia
 y evitar el dolor, te sometes según lo que piensan los demás de ti: 
olvidándote que está en ti la fuerza interior de elegir como tratarte.

 
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